Mis palabras brotaban a tropel,
mi mirada intimista,
garabateaba sueños sinceros,
y mientras un niño pegaba un cartel,
recordé viejas historias,
y entre tanta paz,
sentí un lamento,
una historia fracasada,
no pude creer,
solo miraba el suelo,
El fuerte viento de enero,
traía aromas antiguos,
que creí reconocer,
y entre tanta pompa,
reí fuerte,
estiré las sabanas,
crucé el sendero,
que jamás volvería a recorrer.
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